lunes, 12 de enero de 2009

HOY NO ME APETECE

Hoy no me apetece escribir en el blog, porque no se sobre qué escribir. No me apetece tomar el sol, porque ya es de noche y se ha escondido (una manera fácil y barata de autoengañarme diciendo que no me apetece tomar el sol...lo hacemos todos los días). No me apetece escuchar flamenco, aunque lo esté haciendo, porque en realidad no se qué tengo ganas de escuchar. No me apetece continuar con la sesión de inglés y el capítulo diario de Friends en V.O., porque ya lo he hecho, y no tengo ganas de saturarme. No me apetece salir a la calle, hace mucho frío. No tengo ganas de trabajar, porque mañana será otro día y hoy hay que descansar un poco también. No me apetece hablar por teléfono largas conversaciones, pero eso no es extraño. No me apetece ver la televisión (me reitero con la misma razón que antes). No me apetecen luces de más de 60W, porque mi cerebro hoy necesita oscuridad y tranquilidad. Y ya que he sacado el tema, no me apetece darle vueltas a la cabeza, porque así está bien, en reposo. No me apetece separarme mucho del brasero, porque su calentito hoy me relaja. No me apetece beberme una cervecita, porque...(bueno, en esto miento). No me apetece charlas en profundidad, incluso ni superficiales, porque sencillamente no tengo ganas de hablar. No tengo ganas de deportes, ni de rutas, ni de montaña (aunque suéltame en mitad del monte y echo a andar rápido). No me apetece que amanezca mañana, porque tengo ganas de noche, pero lo asumiré como impepinable. No me apetece apetecer más cosas de las que necesito, porque siempre he estado en contra de ello. Y no me apetece apetecer cosas que siento...hoy no. No me apetece un escalofrío repentino, porque te desarma cuerpo y alma y te hace regresar a la tierra. No me apetece grandes tumultos, ni ruidos, ni prisas, porque me harían des-apetecer muchas más cosas hoy. No me apetece tocar las palmas, porque las manos bajo la manta están mejor. Y, aunque lo estéis pensando, no me apetece tocar las palmas debajo de la manta, porque es como quitar el sentimiento a una alegría. No me apetecen colores tristes, porque no van con mi estilo. No me apetece un café, porque es tarde y sino no duermo (y mi almohada últimamente tiene muchas ganas de hablar). No me apetece no-calma, no-bienestar, no-yo. No me apetece cocinar, porque tengo los pies fríos. No me apetece ver una peli de ciencia ficción, porque no me gustan. No me apetece apretar una bombilla, porque...no me apetece y punto (pero si lo tengo que hacer, lo haré). No me apetece oler una rosa, porque puede que me guste demasiado su olor. No me apetece mirar el reloj, porque hoy no quiero guiarme por horarios. No me apetece ver ni que me hagan fotos, pero tal vez sí hacerlas, aunque no aquí. No me apetece botar una pelota, porque me puedo quedar 'agarrao'. No me apetecen cartas, en todos los sentidos, ni chinchones, ni correspondencias, ni e-mails. No me apetecen noticias, porque hoy día se ha perdido el sentido de la palabra noticia. Y no me apetece escribir mucho, pero lo estoy haciendo. Lo que sí me apetece es jugar un rato con Kiwi, ese feliz personajillo que te arranca una sonrisa en el peor de tus días.

Y estaréis pensando, ¿qué te pasa hoy? Pues nada. En realidad estoy genial, me siento bien. Simplemente, me apetece escribir de lo que no me apetece.

Kiwi a la entrada de su cálido hogar

1 comentario:

Ego... dijo...

Pues a mi hoy no me apetecía nada entrar en blogs ajenos, no me apetecía nada leer y acabo de hacerlo.
Mañana será otro día...
Un saludo