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Todo va unido y todo sucede en compañía. ¿Qué más puedes pedir? Lo que quieras. Puedes ser capaz de dejar volar tu imaginación si al día siguiente, al despertar, estás con esa misma persona: un café compartido, un paseo al sol hablando con las olas, unas charlas interminables jugando con la arena, unos silencios emocionantes en los que tantas cosas se hablan.
Pero el tiempo peca de su peor defecto y te das cuenta que ni el alba va a lavar tu mente con la claridad. Te vas maldiciendo tu regreso a tierra, tu regreso a tu mundo. La noche te ha alcanzado hoy también, pero ahora apurando hasta el último minuto en aquel lugar. ¿La noche? Ahora no quieres saber nada de la noche. Ahora la noche te castiga por abusar de ella la luna anterior. Ella te complació brindándote sus mejores galas y ahora es tu peor verdugo. Cuando de nuevo estás solo y la despedida ha empezado a hacer efecto, la sombra de la oscuridad te produce un frío que para nada te acompaña en tus sentimientos pasados. Ahora tú y tu soledad, aquella que nunca te engaña, aquella única capaz de vencer la puesta de sol cada tarde, tratáis de pensar qué ha ocurrido y cómo poner un poco más de orden en tu cabeza. Te vas bendiciendo y maldiciendo la noche. Te vas bendiciendo y maldiciendo la mañana. Te vas preguntando porqué las fotografías carecen de recuerdos...
Vídeo 1: Araka la Kana (2007). Vídeo 2: La banda del capitán veneno (2008)
1 comentario:
La cuestión es maldecir...
Un saludo
Da igual de noche o de mañana si en la cabeza está nublado...
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