sábado, 14 de febrero de 2009

Tras el antifaz...UN PRESIDENTE DE GUERRA

Permítanme dar unos pasos atrás en nuestra historia y recordar el legado que hoy día se ha dejado gracias a la simpleza de aquel presidente del bigote. Con los pantalones bajados nos llevó a una guerra poniéndole buena cara a los americanos. Y mirando antes por ellos que por nosotros, calló la voz de un pueblo entero unido contra tal barbarie. Ahora no importaba la voz de los que te llevaron a tu cargo, pues siempre queda bonito decir que tienen 'voz y voto', pero una vez con sus votos, que se callen las voces. Por encima de todo ello, tristemente, había más intereses que compromisos. Pincha y arremete contra los tuyos, y ponle buenas caras al yanqui, que después aquí estaremos los tontos de siempre para limpiar lo que tú has dejado con tu mala sangre.

Pero me pareció más sorprendente que los fieles seguidores de esta doctrina callaran sus bocas y apoyaran sus decisiones con los ojos cerrados. Como en una película de zombis, las calles comenzaron a llenarse de esos fascistas que heredaron de Bahamontes esa cruel identidad y esa maldita forma de pensar en la que existía cielo para los ricos e infierno para los pobres. Y como colofón final, el apoyo a la guerra no fue censurado por esa panda de borbones que vacilan de dejar a su país en los puestos más altos del buen rollo mundial. Como siempre, y una vez más, el pueblo es el que grita, y los mismos los que lo callan. El pueblo es el que sufre, y los mismos los que limpian los restos que los de siempre van dejando.

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