miércoles, 18 de marzo de 2009

MI LAGO Y YO

Hoy toca mirarme el ombligo y pensar, aunque sólo sea por una rato, en mí. Hoy quiero evadirme de todo aquello que me pueda influir, quedarme completamente vacío, y ver qué hay en mí. Si fuera un bello lago de aguas cristalinas, me encantaría que me vaciaran, que me quitaran todo el agua de mis fosas, que sacaran de mis entrañas cualquier ser vivo que tuviera su vida anclada en mis aposentos. Hoy me gustaría ser ese lago, y ver qué quedaría de mí.


Intentaré ser ese lago...
Una vez vacío, sería maravillo ver cómo soy en realidad, sin que nadie me molestara ni influyera sobre mí. Eliminaría cualquier conexión con el exterior, ya fuera de mí hacia otros elementos, o de ellos sobre mí. Y así dejaría pasar 2 días, ni uno más, ni uno menos. Veréis...
El primer día aprovecharía al máximo el haber encontrado a mi Yo más puro: a mí, estrictamente hablando. Disfrutaría ese día al máximo, lo estrujaría hasta no poder más, y me ayudaría a encontrar grandes defectos y grandes virtudes de cómo yo soy en realidad. Y el segundo día comenzaría a llorar. Empezaría a sentir la soledad en su plano más feroz, pues eso sí que sería soledad. Siempre he pensado que la soledad auténtica tiene que vivirse cuando en realidad estamos solos, y no únicamente cuando nos sintamos solos. A esto último deberíamos llamarlo de otra manera. Este segundo día sería duro, pues llorar no es fácil para nadie. Pero también he de decir que me ayudaría a valorar cualquier cosa por su verdadero valor. Me daría cuenta de lo afortunados que somos teniendo lo que tenemos, aunque solo sea una cosa, pues esa cosa lo sería todo para nosotros. Me haría ser más sencillo, más humilde, más terrenal y menos superficial.
Estar un día más así sería insoportable, por lo que al tercer día daría la orden de que me volvieran a llenar. ¡Pero no sean brutos! Devuelvan a mí todo lo que hace dos días era mi lago, pero cada cosa a su tiempo. Durante este par de días he crecido mucho, me he conocido realmente a fondo, y he aprendido a valorar todo lo que crece en mí. Así que quiero que me vayan dando todo poco a poco, para recolocarlo tal y como se merece.


Por ejemplo, dadme toda la arena que sacasteis de mí, pues la emplearé como un primer manto que proteja todo lo que yo soy. Dejaré que todo lo demás se pose sobre esta primera capa, y no permitiré que nada la atraviese para hacerme daño. De esta manera, estaré protegido y me sentiré seguro.


Ahora, dadme todas las grandes rocas y pequeñas piedras que me quitásteis. He pensado que las colocaré en todos los bordes, a modo de barrera para que nadie pueda atacar a los que habitan en mí. De esta manera, los míos estarán seguros. No obstante, dejaré alguna orilla libre de rocas, únicamente con la arena más fina, para que todo el mundo tenga la oportunidad de probar mis aguas.


Ahora, casi en último lugar, viertan todos los seres vivos que habitaban aquí. No los colocaré de ninguna manera. Simplemente dejenlos caer suavemente, tal y como ellos, un día, llegaron a mí. Les doy plenas libertades de nadar por dondes les plazca, pues ellos son los que me dan la vida y los que me hacen soportar fríos inviernos y terribles temporales.



Hoy firmaría ser ese lago, pero es cosa imposible, así que he decidido soñar como si así fuera. Soñar es gratis, y ser quienes realmente somos también. Es un lujo ser uno mismo, pues no es tarea sencilla. Incluso me planteo si habrá alguien sobre la tierra que sea 100% él. Creo que no... Pero bueno, hasta la mínima aproximación es producente, así que por intentarlo no perdemos nada. ¡Sean felices!

1 comentario:

Ego... dijo...

Contra la crisis, soñar es gratis, andar es gratis...
Menos ir de tapas, coño!

jaja!

Buscaré mi lago